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Trucos y Consejos

6 formas de que te den gato por liebre

Iván Ramírez

Iván Ramírez

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En informática, al igual que en muchos otros aspectos de la vida, en cuanto te descuidas, te timan, roban y dejan en ridículo, si no sucede todo a la vez.

Las formas de llegar a una de estas desagradables situaciones son muy variadas, pero hemos preparado una recopilación de los casos más comunes.

Esperamos que esta lista os ayude, especialmente a aquellos que empiezan a eludir algunos de estos males.

1. Descargar software mágico

Todo programa medianamente famoso tiene su versión alternativa pirata, que viene a ser el mismo programa pero saturado de publicidad, virus, malware, etc. Por supuesto, programas tan famosos como eMule o Ares son los más plagiados.

Mucha gente se lleva una sorpresa cuando al instalar eMule se les pide que introduzcan un número de serie, llamen a un teléfono o envíen un SMS, cuando les habían dicho que era gratuito. Esto es porque lo han descargado desde una página que no es la suya y tampoco de fiar, normalmente porque aparece en los enlaces patrocinados de Google.

Si desconoces si estás visitando la página oficial de un programa o tan sólo una burda copia -y a veces es muy difícil distinguirlo- la forma más fácil de evitar este tipo de fraudes es visitar alguna página de confianza como… Softonic 🙂

Una variante del anterior caso ocurre cuando en todas las páginas de Internet aparece la misma versión del programa menos en una, donde se anuncia una nueva versión con novedades interesantísimas, casi increíbles. ¿Una nueva versión de Messenger con elevalunas eléctricos, conexión vía satélite con el telescopio Hubble que además te hace la colada? Más bien será un timo…

Otra forma muy común de ser infectado con virus es buscar software para funciones inverosímiles u oscuras (trucos para juegos multijugador, generadores de claves, etc) En este caso lo mejor es tener un antivirus actualizado.

2. Creer todo lo que te llega por correo electrónico

“De lo que no veas, la mitad no creas”, dijo alguien claramente incrédulo. Pero si hablamos de correo electrónico, quizá deberías creer menos de la mitad todavía.

Lo más seguro es que si un presidente africano en el exilio al que nadie conoce necesita a alguien para retirar sus fondos de una caja de seguridad en Suiza no contacte contigo por e-mail. De igual modo, si llega algún día en el que “no quedan más nombres libres” en Messenger y, no se sabe muy bien por qué, hay que cerrar el servicio, no te escriba el supuesto director de MSN en mayúsculas y con faltas de ortografía.

Nadie sabe a ciencia cierta dónde se originan estas estúpidas cadenas o por qué. El caso primero, del presidente africano en el exilio, suele ser un intento por recabar información personal -DNI, nombre, apellidos…- con algún malvado fin como crear pasaportes falsos y demás. El segundo se trata de una cadena simplemente estúpida cuyas causas pueden ser o bien reírse un rato viendo como el mensaje lleva años dando vueltas por Internet o bien recabar una buena cantidad de direcciones de correo.

En estos casos lo mejor es no reenviar correos y, en el caso de que debas hacerlo por fuerza mayor, utilizar el campo CCO / BCC / Copia oculta para los destinatarios. En cuanto al contenido, no creas ninguna noticia que no puedas leer en algún otro lugar de Internet de fiar.

3. Regalar tus contraseñas

Tus contraseñas pueden volar por varios motivos. El primero, por estar infectado con un troyano que las envíe a su creador. El segundo, por dejarlas a la vista de todo el mundo pegadas en una nota adhesiva en el monitor. El tercero y último, por introducirlas donde no debes.

Este último caso es el más peligroso, y es conocido como phishing o fraude, más clásico. Se trata de páginas web idénticas o muy parecidas a otras cuyo fin es registrar las claves de la gente que accede a ellas creyendo que es la original. Los intentos de fraude más comunes suceden con páginas de bancos online.

A veces se puede distinguir a simple vista que la página que estás visitando no es www.lapaginadelbanco.com sino www.lapaginade1banco.com, otras veces se camufla mejor con direcciones IP. Afortunadamente, tanto los clientes de correo como los navegadores y buscadores de Internet se están blindando contra estas amenazas por lo que cada día tienen más complicado timar a la gente.

Concretamente, en las últimas versiones de Internet Explorer, Firefox y Opera aparece claramente diferenciado cuándo un sitio web es seguro con un distintivo verde en la barra de direcciones, además del típico candado de antaño.

Otro modo de regalar tus contraseñas es responder a mensajes de correo en los que por algún motivo se te pide que respondas con tu contraseña o vayas a determinada página a cambiarla. La mayoría de las veces se trata de un timo.

4. ¿Gra… tis?

En Internet cuando se lee la palabra gratis hay que enarcar la ceja con expresión escéptica, puesto que muchas veces de gratis tendrá poco.

Por ejemplo, que un registro sea gratuito no implica que no se haya de pagar una cuota mensual. De igual modo, descarga gratuita tampoco significa que el programa que se descarga sea gratuito.

En resumen, hay que leer siempre la letra pequeña.

5. Duros a cuatro pesetas

Nadie da duros a cuatro pesetas, eso ya lo sabemos. Ahora, con los euros, menos aún. Si estás pensando en comprarte algo y encuentras una ganga increíble en alguna página como eBay, lo más seguro es que no sea lo que piensas. Podría tratarse de una imitación de poca calidad, de un producto roto y arreglado (o roto a secas), o de un caso como el del hombre que compró “3 PlayStation 1” creyendo que compraba “1 PlayStation 3”.

Hay que fijarse bien, en especial cuando se compra a particulares, en la descripción del artículo, gastos de envío, etc, para evitar sorpresas a posteriori. Con las empresas también hay que andar con cuidado si no se conoce bien o tiene aspecto sospechoso. Se puede buscar información en Internet para recabar más información.

Las ofertas también tienen muchas veces su lado oscuro. Por ejemplo, se te anuncia un precio de escándalo, pero después hay que añadirle el extra de X, el impuesto de Y, los gastos de envío, la tasa de Z, el seguro…

6. ¡Qué guapo/a eres!

Este engaño es mucho más común. Lo bueno que tiene es que no daña tu cuenta bancaria ni tu PC, lo único que daña es tu autoestima. El caso típico: llevas dos semanas chateando con alguien, tienes más de doscientas fotos suyas. Es un/a supermodelo o, por lo menos, debería serlo. Entonces cierto día ves esa misma foto en algún otro lugar…

Te la han dado con queso, pero no te entristezcas, ya que esa misma situación se repite día tras día en multitud de lugares. No es nada grave y además puede desembocar en situaciones de lo más divertidas, pero es claramente un engaño.

Iván Ramírez

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